Las repentinas e inesperadas bajas, unidas al gran mazazo emocional repercutieron negativamente en el juego del equipo, que fue descendiendo puestos hasta acabar la Liga quinto. Sin tiempo para recuperarse del mazazo liguero, el equipo se vio obligado a comenzar a disputar la Copa de España. En la vieja cancha detrás de los talleres del Ferrocarril Central Córdoba, el Club vistió los colores de Universitario (blanco con una franja horizontal roja) para enfrentar a los mendocinos.