La provincia se constituye administrativamente en el siglo XIX y, a finales del siglo XX, se configura como una comunidad autónoma uniprovincial. A este hecho se le añade, en el siglo XX, la condición metropolitana de Madrid, aspecto clave para su segregación de la antigua región de Castilla la Nueva, en la que Madrid estaba integrada, dados los fuertes desequilibrios sociales, económicos y demográficos que la zona metropolitana de Madrid introducía, y su configuración como comunidad uniprovincial.